Todos los años llegadas estas fechas, las redes y los escaparates se llenan de corazones. Mucho “marketing” dicen algunos, una “estrategia comercial”, comentan la mayoría.
¿Sabías de dónde viene la celebración de San Valentín como patrón de los enamorados?
Cuenta la historia que Valentín se convirtió en sacerdote y plantó cara al emperador Claudio II apodado «El Gótico» cuando este prohibió el matrimonio entre jóvenes al pensar que si estaban casados eran menos aptos para la guerra. El cura Valentín siguió casando a los jóvenes en secreto, hasta que fue descubierto y decapitado por orden de Claudio II en el año 270 d.C. Años después, el papa Gelasio I determinó que el 14 de febrero del calendario litúrgico católico sería la festividad para celebrar a San Valentín, dice la leyenda que para quitarle protagonismo a una fiesta pagana que se celebraba ese mismo día.
Sea como fuere, en la actualidad este día es una disculpa para vender. Toda excusa es buena para hacer un regalo y las redes se llenan de búsquedas, anuncios y ofertas relacionadas con motivo de este día.
Pero lo cierto es que sólo algunas marcas nos llegan al corazoncito y nos emocionan.
Esto tiene mucho que ver con dos aspectos: los valores y la coherencia. Hay empresas que cuyo mensaje nos llega porque no se queda en palabras huecas y en imágenes impactantes sino en la coherencia en su actividad. El consumidor ya no se deja engañar, o no todo el tiempo, si el mensaje no obedece a la realidad, el efecto es el contrario.
¿A quién no se le ha escapado una lagrimita con el anuncio de El Almendro o con alguna campaña de la Lotería Nacional? ¿O para los futboleros nostálgicos cuando el niño le pregunta a su padre “papá, ¿por qué somos del Atleti?”? Durante los primeros días de la pandemia el anuncio de una conocida entidad financiera con una potente canción detrás impactó a todos. La conexión con el destinatario, el factor emocional -motivado por un momento de fragilidad colectiva sin precedentes- y la empatía no se consiguen a golpe de titular. Emocionar implica conectar con los sentimientos y eso es, lo que solo algunas marcas consiguen.
Y qué difícil es emocionar cuando somos tan iguales, pero al mismo tiempo tan diferentes. En la publicidad no hay milagros: un claim potente, una imagen cautivadora exigen trabajo, tiempo y un conocimiento profundo de la marca y de su target. No vale con poner un corazón para cautivar.
Y a ti, ¿qué te enamora?
Febrero 2023